Tengo la suficiente experiencia como para saber que esta situación no puede seguir así. Es por eso por lo que me enfado, conmigo y con el mundo, porque a pesar de saber qué es lo que hay, sigo haciendo el gilipollas. Una estupidez tras otra, un error tras otro. Me saboteo para no poder conseguirlo, porque conseguirlo es superarlo y superarlo... olvidarlo. Y olvidar es lo que menos me gusta, lo que más me cuesta. Olvidar es aceptar que ya no tiene importancia en nuestra vida. Odio como cambian mis prioridades de un momento a otro. Hace un par de semanas mi preocupación era llegar a tiempo para coger un autobús a Manchester, era saber decir adiós para poder decir hola, para poder simplemente pasarlo bien y de manera temporal, olvidar que yo existía en el mundo, o más bien, que mi mundo existía. Pero, aún con todo, nunca dejé de ser quien soy, de venir de donde vengo. Llevaba una maleta pequeña, pero conmigo llevaba una carga muy pesada y la sigo llevando. Porque no entiendo qué es lo que me conduce a hacer lo que hago. No lo entiendo ni yo ni mis amigos más cercanos. Los que siempre me apoyan me recomiendan que lo deje, ¿cómo es eso posible? Loca no estoy, al menos no de momento... Poco me falta. Consigo concentrarme en otras tareas, pero en cuanto me despisto un momento, ahí está otra vez EL PUTO PUDO SER. Quiero un AHORA ES y SERÁ como yo quiero. Quiero un puto final feliz de una vez, que ya me va tocando. El Kharma tiene un pésimo sentido del humor. Quizás no sea el Kharma, quizás sean los astros. Es igual, toda la misma mierda, porque al final nunca recibimos lo que creemos merecer, siempre queremos más, porque al menos yo soy así, ambiciosa, inconformista. No me resigno, paso, porque para resignarme prefiero suicidarme. Una vida apática no vale un pimiento.
Y como dice la canción "My heart, what I have done to you?" Pues eso, que no sé por qué me castigo a mi misma con imposibles.
Sed felices.
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