Todos no somos iguales, es decir, todos somos diferentes. Parece obvio pero a la gente le cuesta mucho entenderlo. Nos puede parecer justo o no, pero el caso es que las diferencias entre sujetos existen. Desde algo tan básico como el sexo, a cosas más elementales como la inteligencia o cualquier habilidad específica.
Me comentaba un amigo: si dos personas que tienen el mismo trabajo con los mismos objetivos y una de ellas es menos inteligente que la otra, por ende, menos eficiente (es decir, invierte más horas de su tiempo) y obtiene el mismo resultado que el que es más inteligente, ¿debería recibir un extra por el tiempo invertido? Yo a esto respondo con un rotundo NO. Es muy sencillo: no todos valemos para lo mismo. Puede sonar arisco, pero es cierto. A mí nunca se me ocurriría ser pianista profesional. Yo toco el piano sí, y me esfuerzo mucho, pero nunca llegaré a tocar como Rajmáninov. ¿No deberíamos premiar al que lo hace mejor y no, precisamente castigarle por tener un don?
No digo que no se deba valorar el esfuerzo de las personas, es muy loable. Pero al final lo que cuenta es la eficiencia y los resultados. Yo si tengo que poner a alguien de director de una empresa, no lo voy a hacer sólo porque se esfuerce mucho, lo voy a hacer porque sé que va a ser el más eficiente y el que mejor sepa resolver vicisitudes (es decir, el más inteligente y que por supuesto, sea trabajador). Pues lo mismo me vale uno poco inteligente que uno listo que no hace nada. Y que conste que cuando digo poco inteligente no me refiero a gente con déficit mental, me refiero a gente con un coeficiente dentro de la media pero inferior a la persona con la que estoy comparando todo el rato. Pongamos nombres: tenemos a Pepe y a Mario. Ambos han estudiado psicología y ambos trabajan en el departamento de recursos humanos. A los dos se les pide el mismo objetivo: manejo del personal contratado y selección del nuevo personal. Pepe tiene una muy buena visión y percepción de la personalidad de los candidatos y contratados, por lo que le resulta fácil distinguir a los que son válidos o no (digamos que tiene un don). Mario sin embargo, es un poco mas torpe para esto y necesita indagar más a fondo en la historia y currículum de cada candidato y contratado por lo que mientras Pepe está 4h, Mario está 7 para ambos obtener el mismo resultado. Y yo pregunto, llegado el momento ¿a quién cogerías como jefe del departamento de recursos humanos? Mi respuesta sería al más eficiente y que por supuesto haga bien su trabajo.
El ejemplo es para que veáis un poco por dónde quiero llevar mi argumentación. Creo que lo que hay que premiar es al que sobresale, sea por el motivo que sea. Si eres más inteligente, esa suerte que has tenido. En la vida hay desigualdades hay que aceptarlo. No todo el mundo puede ser todo en esta vida. No todos podemos hacer lo que queramos, porque chocamos contra las leyes de la naturaleza propias. Ni yo valgo para cantante ni el vecino para ser médico y todos tan anchos y felices. Lo que sí que tengo claro, es que las limitaciones deben ser las intrínsecas de uno mismo y no las desigualdades socio-económicas. Es decir, uno debería ser capaz de ser lo que quiera ser independientemente de que sea rico o pobre. De ahí que sea tan importante cuidar la educación pública. Pero insisto, si uno no tiene madera de algo, no la tiene. Es fisiológico y no se puede ni podrá cambiar.
Creo que una persona para sacar el mayor partido de sí misma, antes de saber qué puede hacer, ha de ser consciente de sus propias limitaciones. Eso es lo que yo considero una persona inteligente. Sabe atajar y adelantarse a lo que va a hacer peor, puesto que sabe que en ese terreno no se va a mover bien. No tiene la absurda esperanza de llegar a ser algo que nunca será por simple mediocridad. Puede que suene duro, puede que sea descorazonador pero es que me parece absurdo que mucha gente se crea que vive en una película Disney donde todo es posible y donde todos acabaremos cantando al son de la misma música. Joder, vivimos en el mundo real. Hay injusticias, sí bienvenido. Quizás me sea más fácil decir todo esto porque vivo en una casa de puta madre, estoy estudiando lo que quiero y básicamente tengo un futuro alentador. Pero eso no quiere decir que no lo sepa valorar, ni que sepa que, si hubiese nacido de otra manera (más tonta, más vaga) por mucho dinero o mucho que me quisesen mis padres, no habría llegado a nada, porque "se nace, no se hace". Se puede perfeccionar, pero no se pueden cosechar peras de un olmo. Al menos es lo que decía mi abuela y la considero una mujer muy sabia...