jueves, 11 de junio de 2009

Dios no existe


Dios no existe. Nos lo hemos inventado, o más bien, la humanidad se lo inventó. Quizás haya, como mucho, una fuerza incandescente que creó el universo y que a algunos les gusta llamar "Dios". Soy persona de cienca, no creo en lo que no puedo ver, tocar, oler... Pero, ¿y en lo que puedo sentir? ¿He de rechazar quizás, todo lo que siento, por ser reacciones químicas? No lo sé, pero probablemente eso me quitase la esencia de humanidad. Si todo lo hiciese en contra de las sustancias que entran y salen de mi cuerpo. Hormonas, proteínas, lípidos, glúcidos... Todo se reduce a eso, una serie de carbonos dispuestos de una manera u otra en el espacio, junto con unos elementos u otros, sí señores, todo inerte.
Acaso pues, ¿deberíamos creer en Dios? O quizás debiéramos odiarle, por darnos esperanzas acerca de que somos especiales cuando, al final, somos simplemente igual que todo el universo, pero en una conformación distinta, elementos combinados de otras maneras, células que se juntan para ejercer una función en un conjunto denominado cuerpo humano.
Luego acabo deduciendo que no, que Dios no existe. Que nuestro único Dios es el Big Bang, el carbono, los glúcidos y lípidos, las enzimas... ese es el verdadero Dios, es la esencia de la vida, de nuestra vida.
Cuántas veces nos habremos planteado esta pregunta, cuántas veces nos habremos decepcionado con las vagas respuestas.
Yo no creo en un dios todopoderoso, pero sí en una química todopoderosa, que todo lo puede crear y destruir.

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