miércoles, 1 de julio de 2009

Tragedia

Es una pena darme cuenta ahora. Eso es lo que me ha hecho ahogarme. Eso y el calor. La almohada no ha sabido acallar el ruido sordo de mis llantos. No esta vez. No ahora que sé que te he perdido para siempre. Sí, es una pena. Es más que una pena, es una tragedia. No te voy a recuperar jamás.
Siento que me falta el aire, no es un tópico no, es cierto. Es como si se hubiese metido monóxido de nitrógeno en mi cuerpo. El oxígeno entra, pero no pasa nada.
Me ha costado convencerme a mi misma de subir las persianas, hacer la cama y ponerme a escribir. Soltar todo lo que siento ya que no tengo a nadie a quien contárselo y nunca se lo podré explicar mejor a nadie que a mí misma.
Ni la mejor melodía va a poder curar el vacío que se ha creado. Tú no vas a voler a ser parte de mí. Yo nunca seré parte de tí. Ahora somos eso, dos partes distintas que coinciden en un espacio y en un tiempo y que, por alguna razón se juntaron más de lo normal y explotaron. Ahora, por huir de esa explosión ya no te tengo, me encuentro con las manos tendidas al cielo esperando a que caiga un poco de lluvia.

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