domingo, 2 de mayo de 2010

El amor valiente (II)

Saboreamos nuestra copa de vino blanco. La verdad es que sabía bastante bien. Yo siempre me he considerado de los de tinto, pero este vino blanco me cautivó. Puede que no fuese por su sabor, sino por lo que significó. Decidí que sería descortés no pasarme más tarde a agradecerle la copa de vino. Sin embargo me daba reparo acercarme mientras su novio estaba con ella, así que pacientemente esperé a que él tuviese ganas de ir al baño porque, tarde o temprando (y teniendo en cuenta que ya llevaban un par de jarras de sangría) las tendría.
No tuve que esperar mucho hasta tener mi oportunidad. El chico se levantó excusándose y se fue al baño. Sin perder ni un segundo me lancé hacia donde estaba ella que, desde que me levanté de mi silla para acercarme, no me quitó el ojo de encima. Al llegar, sin darme tiempo a decir nada ella dijo: - Era un agradecimiento, sería redundante agaradecer un agradecimiento, ¿no crees? - Supongo. Contesté. Pasaron dos segundos de silencio que para mí fueron dos siglos y entonces le dije, - Me llamo Leo. Ella me tendió la mano - Yo Lara, encantada. Al estrechar las manos pude apreciar la palidez y delicadeza de su piel. Era suave y tenía los dedos fríos, quizás de sujetar el vaso con hielo.
Entonces, por el rabillo del ojo vi que su novio volvía del baño, asi que le dije - Bueno, encantado de conocerte Lara. Espero verte más veces por aquí. - Claro, siempre que atendáis a mis peticiones. Dijo mientras esbozó una sonrisa. Sin más di media vuelta y me fui. Grant que estaba extrañado de que me hubiese levantado tan repentinamente estuvo atento a la escena y, según me acercaba a él me dijo - Man, no había visto esa mirada en tus ojos nunca. I bet you like that girl, huh? - Calla pelirrojo. Le contesté.
Seguimos tocando temas, fumando y bebiendo. Nos gustaba cuidarnos. Pasó una hora y Lara y su novio se marcharon. Entonces la angustia se apoderó de mi cuerpo. ¿Volvería a verla?

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