Redención es una palabra que escuché ayer por enésima vez. Sin embargo, si que me pregunté qué es lo que realmente significaba. Según la RAE: "Acción y efecto de redimir", siendo redimir: "Poner término a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia".
Esto me recuerda a Superación: "Acción y efecto de superar", siendo Superar: "Vencer obstáculos o dificultades".
Si comparamos los significados son esencialmente distintos. Uno hace referencia a poner fin a algo que nos está haciendo mal, el otro implica simplemente salir del paso. Al ser distintos, los dos son necesarios en el proceso de mitigación y eliminación de un problema, entendiendo por problema una situación que nos cause malestar de cualquier tipo y concretando, en el ámbito sentimental/emocional.
Analizando estos dos conceptos me doy cuenta de que muchas, muchísimas veces, he enfocado mal la manera de solucionar mis problemas, porque o bien los superaba, o bien los redimía, pero no siempre las dos. Porque cuando un problema a pesar del tiempo sigue doliendo, es porque algo hemos hecho mal. En efecto, todos lo hacemos mal. Porque sino, ¿por qué existe la expresión "Deja huella"? cuando, si algo es superado y redimido a la vez, no debería dejar "huella" sólo recuerdos.
Ahí otro problema, la incapacidad de evocar recuerdos sin evocar sentimientos. Porque precisamente lo que nos liga a esos recuerdos son las sensaciones que nos transmitieron, incluidos los sentimientos. Por eso cuando recordamos algo gracioso nos reímos, por eso cuando recordamos algo triste lloramos. Nuestro cerebro está cruelmente mal diseñado para que siempre que recordemos algo lo volvamos a sentir, a veces incluso más intensamente que la situación original, probablemente por nuestra capacidad de exacerbar.
Sin embargo, mi pretensión no es mandar un mensaje pesimista hacia la mecánica neuronal de nuestras cabezotas, es analizar cómo somos. Lo encuentro fascinante y a la vez, cruel. Pero por supuesto que también es bueno, porque nos permite recordar las cosas buenas y los momentos de felicidad. Aún con eso, yo los momentos de felicidad los recuerdo con nostalgia cuya definición es "Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos" con lo cual se asocia algo feliz a la "pena". Y para colmo, los momentos malos los recuerdo, no sé por qué, con más intensidad. Quizás sea un propio mecanismo de defensa, para no revolver tanto entre los malos recuerdos y evitar así esas sensaciones.
Ahí dejo la reflexión, por si a alguien le hace pensar, por si otros quieren discrepar. El caso es opinar "Discurrir sobre las razones, probabilidades o conjeturas referentes a la verdad o certeza de algo".
http://vimeo.com/28418196
Esto me recuerda a Superación: "Acción y efecto de superar", siendo Superar: "Vencer obstáculos o dificultades".
Si comparamos los significados son esencialmente distintos. Uno hace referencia a poner fin a algo que nos está haciendo mal, el otro implica simplemente salir del paso. Al ser distintos, los dos son necesarios en el proceso de mitigación y eliminación de un problema, entendiendo por problema una situación que nos cause malestar de cualquier tipo y concretando, en el ámbito sentimental/emocional.
Analizando estos dos conceptos me doy cuenta de que muchas, muchísimas veces, he enfocado mal la manera de solucionar mis problemas, porque o bien los superaba, o bien los redimía, pero no siempre las dos. Porque cuando un problema a pesar del tiempo sigue doliendo, es porque algo hemos hecho mal. En efecto, todos lo hacemos mal. Porque sino, ¿por qué existe la expresión "Deja huella"? cuando, si algo es superado y redimido a la vez, no debería dejar "huella" sólo recuerdos.
Ahí otro problema, la incapacidad de evocar recuerdos sin evocar sentimientos. Porque precisamente lo que nos liga a esos recuerdos son las sensaciones que nos transmitieron, incluidos los sentimientos. Por eso cuando recordamos algo gracioso nos reímos, por eso cuando recordamos algo triste lloramos. Nuestro cerebro está cruelmente mal diseñado para que siempre que recordemos algo lo volvamos a sentir, a veces incluso más intensamente que la situación original, probablemente por nuestra capacidad de exacerbar.
Sin embargo, mi pretensión no es mandar un mensaje pesimista hacia la mecánica neuronal de nuestras cabezotas, es analizar cómo somos. Lo encuentro fascinante y a la vez, cruel. Pero por supuesto que también es bueno, porque nos permite recordar las cosas buenas y los momentos de felicidad. Aún con eso, yo los momentos de felicidad los recuerdo con nostalgia cuya definición es "Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos" con lo cual se asocia algo feliz a la "pena". Y para colmo, los momentos malos los recuerdo, no sé por qué, con más intensidad. Quizás sea un propio mecanismo de defensa, para no revolver tanto entre los malos recuerdos y evitar así esas sensaciones.
Ahí dejo la reflexión, por si a alguien le hace pensar, por si otros quieren discrepar. El caso es opinar "Discurrir sobre las razones, probabilidades o conjeturas referentes a la verdad o certeza de algo".
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