domingo, 10 de marzo de 2013

What's done it's done


Muchas veces me pregunto cómo he llegado hasta aquí, un momento y un lugar donde la nostalgia forma parte de mi día a día. Cómo todas las decisiones que he tomado han conseguido romperme emocionalmente. Sobre todo aquellas decisiones que tomamos sabiendo que son las menos racionales y las que más daño nos acabarán causando pero, que aún así pensamos que de alguna manera nos harán más felices, auneque sea durante un breve intervalo de tiempo. Y después, cuando tenemos tiempo de sentarnos y pensar en lo ocurrido, nos estremecemos porque hemos tenido que dejar pasar una gran oportunidad pero porque no era posible agarrarse a ella, simplemente no era factible. Muchos dirán que porque no se estaba destinado a ello, puede que sí, no es que crea en la predestinación como tal. Lo que sí sé es que las circunstancias nos van a definir siempre, nos van a empujar en una dirección aunque luchemos por quedarnos justo donde estamos. 
Cuando me siento y pienso en todo lo que me ha pasado, en los buenos momentos que he vivido me siento feliz, porque mi cerebro es capaz de trasladarme hasta allí. Lo malo es cuando te despiertas de ese ensueño y te das cuenta de que sigues sentado otro domingo más en tu habitación, frente a la pantalla del ordenador escribiendo lo deprimente que es tu vida y esperando a que algo te vuelva a hacer vibrar y sentir como una vez sentiste. Porque esa es la otra contrapartida, has experimentado lo inmenso de los sentimientos y deseas con todas tus fuerzas volver a sentirlo. De hecho, aunque no nos demos cuenta, construimos nuestra vida alrededor de ese deseo. El resto es secundario, es simplemente el escenario en el que vas a desarrollar tu gran historia (de un amor épico a ser posible).
Yo soy una persona romántica, pero no todo el rato. Cuando me permito el lujo de serlo es cuando me siento realmente vulnerable. Un gesto tan sencillo y a la vez tan significativo como dar la mano, me cuesta un mundo. Si lo hago, le estoy otorgando a esa persona el poder de hacerme muy feliz o de hacerme mucho daño. Lo que quiero decir es que, si me dan la mano no la voy a retirar, pero lo grande es cuando yo misma le cojo la mano a otra persona. Digamos que es un gesto de confianza (que en el fondo me asusta mucho).
Últimamente me he vuelto loca buscando a candidatos para cogerles la mano. Yo digo que no busco nada, pero como todo aquel que diga eso, miento. Por supuesto que me encantaría tener a alguien a mi lado, pero como he dicho, no le cojo la mano a cualquiera. No he tenido la oportunidad de conocer a alguien lo suficientemente bueno que se ajuste a mis circunstancias. Al final son muchas variables y se convierte en una tediosa y a veces desesperante tarea. Y aún se hace más arduo cuando tus propias circunstancias adquieren un carácter inestable, en el que no sabes dónde vas a estar de aquí a un año, cuando es realmente impredecible. Sobre todo es difícil para una persona como yo, a la que le gusta tenerlo todo planeado puesto que la incertidumbre aunque a veces interesante, también me pone muy nerviosa. Todo atado y bien atado. Aunque es verdad que mis mejores historias vienen de algo espontáneo y poco planeado. Let's see what happens.


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