sábado, 9 de mayo de 2009

Luz

Aquí estoy, una noche más.
La habitación está oscura, desierta. Aunque eso sólo es en apariencia. Realmente está llena, de hecho rebosa. Hay demasiados miedos y preocupaciones vagando por mi cabeza. Salen de ella para atormentarme y llenan mi habitación mientras yo solo puedo mirar al techo buscando inútilmente un antídoto contra mis pensamientos. "Pienso, luego existo". A veces quisiera no existir.
Me ahogo. Mis cavilaciones me aprietan, me atan, me desgarran. Demasiado fácil caer en la autocompasión en vez de pensar que todo tiene solución. Hay días que parece que todo sale mal, que no hay ninguna razón para continuar, que la única manera de sortear las dificultades es encerrarse en ellas.
A veces lo único que necesitamos es un poco de luz. Sin querer (y a veces queriendo) nos sumimos en la más negra de las noches. Es necesario un rayo de luz que alumbre nuestra absoluta oscuridad. A veces solo anhelamos una voz amiga, un susurro que nos de ese aliento, un abrazo y esas palabras mágicas "todo va a salir bien". Esa es mi luz. Mi señal. Mi motivo para seguir. El momento en que empiezo a salir de la negrura. El resurgir de mi esperanza, perdida hace tiempo.
A veces necesitamos que alguien nos recuerde que somos felices. Porque a pesar de las dificultades y los miedos SOMOS felices. Hay personas que nos quieren y que están siempre ahí para darnos su luz cuando nuestra existencia se nubla. Nuestro problema radica en que a veces lo olvidamos...
Aletheia

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