Heme aquí, somnolienta. Escribiendo bajo la tenue luz dibujada por una lamparilla de escritorio. No, nunca tendrá el mismo encanto que escribir a la luz de una vela en pleno siglo XIX, sin embargo, yo no nací para el romanticismo, por lo que no encuentro problema alguno en los avances tecnológicos.
Acerca del día de hoy es de lo que quería escribir, de los sentimientos que repentinamente, sin previo aviso, han desembocado en mis ojos en forma de lágrimas.
Alguien que ha pronunciado las palabras que intentaba acallar, las preguntas que me negaba a responder. Un empujoncito al abismo al que no me queria caer. Y tiene razón, enfrentarse al problema cara a cara es la solución. No puedo seguir así, tengo que avanzar, dar un paso más, reorganizarme, pensar, disfrutar.
Vivo continuamente cansada en un bucle de rutina que he de cambiar. He de introducir otra rutina a la de los meses pasados, una rutina eficaz y a la vez satisfactoria, porque desde luego, mi vida no está siendo tan satisfactoria como lo esperaba.
Vuelvo a esa persona que me ha hecho pensar, una de las mejores personas que he conocido, y sin embargo no me permite saber mucho de él. Sí, él. No es un él del que esté enamorada, ni mucho menos. Es un él por el que siento algo parecido a la admiración, pero sin ser lejano, es cercano, es casi, un amigo. O al menos eso me gusta creeer, al menos eso ha dicho hoy.
No puedo imaginarme perderle ahora, haré el esfuerzo, quiero cumplir mi parte del pacto, quiero que nos encontremos una vez a la semana y podamos disfrutar de lo que nos ha unido... la música.
Siento haber estado ausente, prometo que la antigua yo va a volver para quedarse, para no irse jamás, porque nunca se tuvo que ir. Me han chupado mucha fuerza vital, pero de verdad que la voy a recuperar, de verdad que voy a seguir tirando, no sólo tirando, disfrutando de lo que me brinda la vida, disfrutando de mi presente y de mi futuro.
Acerca del día de hoy es de lo que quería escribir, de los sentimientos que repentinamente, sin previo aviso, han desembocado en mis ojos en forma de lágrimas.
Alguien que ha pronunciado las palabras que intentaba acallar, las preguntas que me negaba a responder. Un empujoncito al abismo al que no me queria caer. Y tiene razón, enfrentarse al problema cara a cara es la solución. No puedo seguir así, tengo que avanzar, dar un paso más, reorganizarme, pensar, disfrutar.
Vivo continuamente cansada en un bucle de rutina que he de cambiar. He de introducir otra rutina a la de los meses pasados, una rutina eficaz y a la vez satisfactoria, porque desde luego, mi vida no está siendo tan satisfactoria como lo esperaba.
Vuelvo a esa persona que me ha hecho pensar, una de las mejores personas que he conocido, y sin embargo no me permite saber mucho de él. Sí, él. No es un él del que esté enamorada, ni mucho menos. Es un él por el que siento algo parecido a la admiración, pero sin ser lejano, es cercano, es casi, un amigo. O al menos eso me gusta creeer, al menos eso ha dicho hoy.
No puedo imaginarme perderle ahora, haré el esfuerzo, quiero cumplir mi parte del pacto, quiero que nos encontremos una vez a la semana y podamos disfrutar de lo que nos ha unido... la música.
Siento haber estado ausente, prometo que la antigua yo va a volver para quedarse, para no irse jamás, porque nunca se tuvo que ir. Me han chupado mucha fuerza vital, pero de verdad que la voy a recuperar, de verdad que voy a seguir tirando, no sólo tirando, disfrutando de lo que me brinda la vida, disfrutando de mi presente y de mi futuro.
Lalalie.
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