Ahora, cuando veo que mi cuerpo está en las últimas, pienso en lo que ha sido mi vida. Todo fue bien hasta que empecé con los botellones. Hasta que sentí esa embriagadora sensación de seguridad, de fortaleza, todo te parece divertido... Conocí resacas y resacas, pero me convencía de que merecía la pena, hasta que descubrí que sería mejor no tener resaca, es decir, beber durante todo el día, tener esa sensación de por vida. Sí, resultaba ser la mejor solución...
No me daba cuenta, pero faltaba al trabajo, no llamaba a mis amigos, sólo bajaba al chino a por más cerveza, whisky, ron, vodka, sangría, vino...
Y ahora qué, aquí tendido, lamentándome de lo que he sido y de lo que pude ser y no soy. Me gustaría tener una pistola, acabar con esto de una vez. Me gustaría volarme la cabeza y sentir el dolor que he causado, librar mi mente de mi cuerpo envenenado.
Las estrellas brillan muy fuerte esta noche, que pena que no las pueda ver... quizás si cierro los ojos y estiro el brazo las alcance con la mano.