viernes, 21 de agosto de 2009

Deseos que entran en contradicción


Te voy a contar cómo fui capaz de cagarla en menos de 30 segundos. Es una historia corta y que seguramente se haya repetido miles de veces a lo largo de los años: chica conoce chico, chica sigue acordándose de chico que no le hacía ni caso. El chico nuevo es simplemente genial, pero chica no se ve capaz de apreciarlo al 100% por acordarse del otro chico que, evidentemente no le va a hacer ningún bien. Chica está hecha un lío y decide contárselo al chico nuevo. Fin de la historia. Estoy harta del consciente y subconsciente. De hecho estoy leyendo un libro (El alma está en el cerebro, de Punset) y acabo de pasar por el capítulo del subconsciente. Nos propone que éste rige nuestro comportamiento más de lo que nos gustaría admitir. Entonces, las decisiones conscientes no son tan cosncientes, sino que se rigen por lo que realmente nos gustaría que pasara aunque conscientemente queramos otra cosa, porque sí, el consciente y el subconsciente pueden estar en contradicción. Puedes creer querer una cosa cuando en realidad quieres otra. Entonces me pregunto ¿qué diablos quiero yo? ¿Lo que quiero y lo que creo que quiero entran en contradicción? Para eso creo yo, que habría que hacer una especie de juego, Dos fotos, dos personas. Según abres los ojos señalas uno. Al que señales es al que quieres. ¿Pero hasta qué punto es verdad eso? cuentas con milésimas de segundo para que tu consciente se imponga. Pongamos otro ejemplo, el cual sirve para cualquier decisión entre dos cosas. Tiramos una moneda al aire, cara una cosa cruz otra. Mejor que la tire otra persona ajena al problema. Mientras la moneda está en el aire, inconscientemente estarás deseando que salga una de las dos opciones más que la otra. Y ahí está, eso es lo que realmente quieres. No lo que creas querer o lo que inconscientemente creas. Supongo que es una mezcla de ambas. Nunca me he arrepentido de las decisiones que he tomado mediante ese método... Tendré que tirar una moneda al aire.

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