Lo que más miedo me da en esta vida es la monotonía, no la rutina, la monotonía. Puesto que si uno se esfuerza, puede hacer de su rutina algo emocionante. También me da miedo quedarme sin cosas que decir, sin tener historias que contar.
A mis 21 años de edad, he reflexionado sobre todo lo que he hecho a lo largo de mi vida y puedo decir orgullosa, que no me arrepiento de no haber hecho algo, puesto que he hecho básicamente, lo que he querido cuando he querido. A la vez he sabido mantener una vida organizada, encauzada. Estoy orgullosa de ese equilibrio que creí perder en septiembre.
Cómo obtener ese equilibrio lo elige cada uno. Yo lo hago viajando. Porque viajando es como conoces mundo y cada vez que ves un sitio tu entorno te parece más y más pequeño. De hecho, se hace tan pequeño que me ahogo. No puedo, literalmente, estar mucho tiempo sin viajar. Pensaréis que soy una derrochadora, pues sí, me gasto todos mis ahorros en viajar, porque puedo y porque quiero. Puede sonar como a cada uno le apetezca interpretarlo, yo digo las cosas como son, sin tapujos... que ya somos mayorcitos.
El caso es que viajar es crecer, para mí son palabras sinónimas. Aprender y conocer a otras personas que se han criado en ambiente diferente, con lengua y costumbres diferentes... y sobre todo hablar, escuchar. Porque todo el mundo tiene muchas cosas que decir, no todo interesante, pero si sabemos escuchar, lograremos recolectar numerosas experiencias que podremos incorporar a las nuestras propias.
No sé a quién debería dar gracias por tener la vida que tengo y tener la oportunidad de ver mundo cuando me plazca. Seguramente empezaría por mis padres, pero sea lo que sea lo que creó el Planeta Tierra (algunos dicen que Dios, a mí me cuesta un poquito creerlo), le estoy agradecida. Puesto que es algo increíble y aunque finito, para una vida es infinito.
Así que aprovecho para hacer un llamamiento: viajad, todo lo que podáis. No hace falta irse lejos. Disfrutad de lo que nos ofrece nuestro planeta, porque la vida es muy muy corta. Cada día me doy más cuenta de eso.
Carpe diem, amigos.
Sed felices.
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