sábado, 29 de diciembre de 2012

Marina



Todavía recuerdo la primera vez que la vi. Llamaba la atención su melena teñida de un rubio anaranjado, recogido en una trenza. Llevaba unas gafas desproporcionadamente grandes y me dijeron que se llamaba Marina.
De hecho, la primera descripción que de ella me hicieron fue “es una tía muy molona, muy natural”. Lo que no recuerdo son las primeras palabras que nos dirigimos, no serían importantes.
Después de eso, sin saber muy bien como, empezamos a congeniar. Nos metimos en el grupo de teatro y representamos una obra de mimos juntas. La obra era una caca pinchada en un palo, pero lo pasamos genial en los ensayos. Nos hicimos un poco más amigas.
Es verdad que, sin llevar mucho tiempo de amistad, se nos puso a prueba por culpa de un chico que finalmente resultó no ser tan importante como para aejarnos la una de la otra. De hecho, hizo nuestro lazo más fuerte.
Después de eso, tras alguna que otra lagrimita y muchos abrazos, continuamos cultivando la que hoy por hoy, es la mejor amistad que tengo. No sé si somos almas gemelas, pero desde luego es lo más cercano que he conocido. Somos muy diferentes en carácter, pero tenemos gustos muy parecidos (gracias a dios en hombres discrepamos bastante, lo que nos ahorra muchas peleas).
Pero es que aquí viene lo fuerte, esta pelirroja de la que os estoy hablando me ha enseñado a vivir. Cuando la conocí mi vida pasaba sin más. Pero ella me enseñó las miles de cosas que ofrece el planeta tierra. Gracias a ella decidí ser más sociable y más curiosa. Empecé a explotar mi vena artística y aunque en el dibujo no he hecho grandes progresos (porque de donde no hay no se puede sacar!) he conseguido ver el mundo con otros ojos.
Todos los viajes que hemos hecho, todas las noches que hemos pasado… cuando me pregunten por la mejor época de mi vida contestaré “la que viví con Marina a mis veintitantos”. Porque lo siento, cuando estoy con ella, siento que tenemos el mundo a nuestros pies.
Las dos somos igual de inquietas. Producimos 1000 ideas por segundo. Algunas florecen, otras perecen… pero siempre tenemos una nueva ocurrencia o un nuevo proyecto que llevar a cabo.
Pero además de pasármelo como una enana a su lado, también me ha inspirado. Porque es de esas personas que, literalmente, hacen lo que les da la gana, van como les da la gana y son ellos mismos, sin importar lo que otros digan. Eso me inspira, Marina, porque bien tu sabes que a mí una vez me importó mucho lo que dijesen de mí. Y que hoy aún todavía, cuando me pillan con la guardia baja, me afectan los comentarios de algún que otro tonto. Pero es que no pasa nada porque estás ahí para recordarme lo idiotas que son y lo mucho que molo (porque sí, molo mucho! … y soy muy modesta).
Sé que es una vergüenza que no hubiese escrito sobre ti hasta ahora en mi blog, pero es que no es fácil describirte. Eres tantas cosas a la vez que me resulta complicado centrarme. Eres simpática, sincera, extrovertida, inteligente, inquieta, un poco loca, aguda, creativa, alegre… ¿ves? Y aún me dejo un montón de cualidades.
En definitiva lo que quiero decir es: gracias por existir.

Un beso de tu amiga que por cierto, te quiere un poquito :).




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