sábado, 28 de febrero de 2009

New York


El bullicio de las calles se colaba por la ventana de mi habitación. El hotel estaba dormido, pero las calles irradiaban vitalidad. Yo, mientras, dilucidaba si debía o no dar un paseo. Mañana tenía trabajo, sin embargo, la ciudad me requería. Me puse la chaqueta y salí a la calle. La brisa azotó mi pelo y sonrojó mis mejillas. El frió se entremetía en mi ropa alcanzándome la piel. Cada vez caminaba más deprisa para entrar en calor.
Llegué a Times Square, un sitio que nunca dejará de gustarme. Siempre cosas distintas, siempre lleno de gente, donde está el Hard Rock Cafe, donde graban los noticiarios, escenario de muchas películas. Es una ciudad que me hacía sentir como una estrella de hollywood, pero menos brillante... más insignificante.
¿Es eso lo que soy? Un punto en una línea infinita, un grano de arena en el desierto. Sí, soy insignificante y siempre lo seré. Mi ausencia no causaría una ecatombe mundial, ni tampoco la evitaría. Sí, y no me gusta reconocerlo. Soy protagonista de algo artificial llamado vida.

jueves, 26 de febrero de 2009

Taciturna

Heme aquí, somnolienta. Escribiendo bajo la tenue luz dibujada por una lamparilla de escritorio. No, nunca tendrá el mismo encanto que escribir a la luz de una vela en pleno siglo XIX, sin embargo, yo no nací para el romanticismo, por lo que no encuentro problema alguno en los avances tecnológicos.
Acerca del día de hoy es de lo que quería escribir, de los sentimientos que repentinamente, sin previo aviso, han desembocado en mis ojos en forma de lágrimas.
Alguien que ha pronunciado las palabras que intentaba acallar, las preguntas que me negaba a responder. Un empujoncito al abismo al que no me queria caer. Y tiene razón, enfrentarse al problema cara a cara es la solución. No puedo seguir así, tengo que avanzar, dar un paso más, reorganizarme, pensar, disfrutar.
Vivo continuamente cansada en un bucle de rutina que he de cambiar. He de introducir otra rutina a la de los meses pasados, una rutina eficaz y a la vez satisfactoria, porque desde luego, mi vida no está siendo tan satisfactoria como lo esperaba.
Vuelvo a esa persona que me ha hecho pensar, una de las mejores personas que he conocido, y sin embargo no me permite saber mucho de él. Sí, él. No es un él del que esté enamorada, ni mucho menos. Es un él por el que siento algo parecido a la admiración, pero sin ser lejano, es cercano, es casi, un amigo. O al menos eso me gusta creeer, al menos eso ha dicho hoy.
No puedo imaginarme perderle ahora, haré el esfuerzo, quiero cumplir mi parte del pacto, quiero que nos encontremos una vez a la semana y podamos disfrutar de lo que nos ha unido... la música.
Siento haber estado ausente, prometo que la antigua yo va a volver para quedarse, para no irse jamás, porque nunca se tuvo que ir. Me han chupado mucha fuerza vital, pero de verdad que la voy a recuperar, de verdad que voy a seguir tirando, no sólo tirando, disfrutando de lo que me brinda la vida, disfrutando de mi presente y de mi futuro.

Lalalie.

lunes, 23 de febrero de 2009

Un tipo de amistad

Tienes una curiosa forma de afrontar tus sentimientos. La amistad conlleva eso, afrontar sentimientos junto a otra persona. Si te cierras, ya no hay amistad posible. Si no me explicas si hay algo más es imposible que nos podamos entender.
Seguramente no sea la mejor persona del mundo, tengo mis fallos, pero puedo asegurar que me empeño en ser buena amiga, que nunca haría daño deliberadamente a algún amigo. Nunca sería capaz de violar el compromiso "no escrito" que se incluye el término amistad. Sin embargo, parece ser que algunas personas no piensan lo mismo, en concreto una persona.
No me siento culpable por muchas cosas, aunque probablemente, hechas de otra manera habrían salido mejor. Pero cuando se trata de recuperar a un amigo, puedo arrastrarme hasta el fin del mundo, sobre todo cuando se trata de un amigo tan especial. Porque él confió en mi, y es algo que siempre le agradeceré y que nunca traicionaré. Eso que quede claro.
Al respecto no tengo mucho que decir. Sólo que le echo de menos, cuano él, probablemente, esté pensando en otras cosas. Sé que no está en su mejor momento y no me deja estar a su lado, tengo que quedarme mirando mientras el tiempo pasa, no me gusta. Espero que se dé cuenta de que significa mucho más para mí de lo que se piensa, porque es una de las pocas personas que conozco que sé que se merecen que una se arrastre a sus pies.

Lalalie

domingo, 22 de febrero de 2009

Divagaciones en la estación

Oh no, he vuelto a perder el tren. Otra vez no, me voy a morir de frío mientras el reloj pasa. Voy a llegar tarde otra vez. Quizás no merezca la pena ni que me suba al próximo tren, quizás sea mejor ir a dar un paseo tranquilamente y volver a casa.
Si he perdido el tren es por algo. Bien sea porque soy una lenta, por el tráfico, o porque estaba predestinada a perder el tren y, entonces, a dar un paseo para conocer a alguien o para ver algo que estaba diseñado para mí. La decisión la tomo yo: rutina o paseo. Ambos pueden ser igual de emocionantes, ambos pueden ser igual de aburridos, pero nunca lo sabré si no elijo.
Las decisiones construyen nuestra vida, o nuestra vida está construida sobre unos cimientos que son las decisiones, como os guste más. El caso es, que si hubiesemos tomado una de las decisiones de otra manera quizás nuestra vida ahora sería completamente distinta. Mandar ese mensaje, llamar a esa otra persona, dar media vuelta, coger el autobús en vez del tren... Todas esas cosas que parecen insignificantes, pero que no lo son.
Me quedan 8 minutos para decidirme. No sé qué hacer. Sé que si tomo la decisión equivocada me arrepentiré hasta mañana. Desde luego promete más el paseo, pero... quizás hoy en clase pase algo emocionante, a veces pasan ese tipo de cosas. A veces la rutina se ve obligada a variar un poco. Entonces qué, cojo el siguiente tren, sí, está casi decidido, por eso y porque entra dentro de mis obligaciones, aunque últimamente éstas no hayan significado mucho para mí.
Tendré que ir, con ganas o sin ganas, es lo que se supone que tengo que hacer. El deber, o como se quiera llamar, no es algo que se deba eludir muy a menudo, es lo que tiene la vida, cosas que gustan y cosas que no. Dejaré el paseo para mañana, o quizás para el domingo. Sí, el domingo será un buen día para pasear, aunque entonces sí que es probable que nada emocionante me pase. Estoy esperando ver cosas que nunca haya visto, conocer gente que nunca imaginé conocer, pero lo que está claro es que, divagando sobre estas banalidades no lo voy a conseguir. Quizás deba dejarme llevar por el curso de mi vida y ver a donde me lleva y no intentar desviarla con decisiones que yo creo que pueden modificarla. Mi vida es como es, y tengo que vivirla, los cambios radicales no existen. Por lo menos no en lo referente a lo espiritual de la persona. El aspecto puede cambiar, las costumbres, el lugar... pero siempre es la misma persona.
Está decidido, voy a dejarme llevar.

Lalalie.

sábado, 21 de febrero de 2009

Reflejo

El contorno de su sonrisa me hace volver a su realidad, un esbozo de felicidad que emana de su boca. Una corriente atraviesa el aire entre sus ojos y los míos y creo caer en un infinito obtuso. Luego me miro al espejo, observo, compruebo que mi reflejo confirma lo que mis sentidos me transmiten porque, los seres humanos tenemos esa capacidad o quizás, esa discapacidad, de a veces no poder discernir entre lo real y lo imaginario. Es eso lo que nos hace especiales, o al menos eso creo.
Vuelvo a mirar al espejo. Esta vez ya no está, se ha ido. He dejado que se vaya, o quizás se haya ido sin decir adiós, sin siquiera un hasta pronto, se ha ido y no va a volver. No entiendo que es lo que pudo fallar, pero ya no está y eso ya no importa, porque por mucho que escudriñe no voy a encontrar solución al problema. Ahora me queda el espejo y mi reflejo en él. Una lágrima se desliza por mi mejilla, y yo muda, esperando a que alguien me ayude a secarla, pero nadie viene, el reflejo sigue vacío. Esa electricidad ha desaparecido, ya no estoy conectada con el mundo, finito, sin ángulo... me dejo llevar por el desdén de la falsedad. La impasividad del tiempo me ha atravesado y me ha dejado sin respiración, ya no hay vuelta atrás, ya no hay nada que hacer, nada... tan solo seguir existiendo.

viernes, 20 de febrero de 2009

Un cambio

No ha pasado mucho desde la última vez que escribí en un blog, probablemente ni siquiera un mes. La cuestión es que, por cosas que no están a mi alcance, mi vida ha cambiado, lo que me ha conducido a cambiarme a mí misma también. Ser alguien distinta de quien fui, pero sin dejar de ser en esencia, yo.
Y es por eso, por todo lo que ahora es mi vida, por la persona que he decidido ser, que he borrado todo lo que un día escribí, lo que básicamente sentí. Porque hay cosas que es mejor enterrarlas, no olvidarlas, pero si dejarlas en otro lugar y, muchas de las cosas que había escrito eran, sin duda alguna, heridas que algún día debía cerrar y tras años he decidido acabar con todo eso, por lo menos, guardarlo en un cuarto con llave, un cuarto pequeño donde no quepa nada más. Convertirlo en algo mío y de quien yo decida que puede compartirlo conmigo, porque son cosas que han torcido mi vida o que, a veces, la han enderezado.
No significa que no escriba sobre lo que siento porque, en definitiva es en lo que baso mi blog, que por algo lo escribo yo. Es simplemente que, de vez en cuando y... creo que estaréis de acuerdo, es bueno hacer borrón y cuenta nueva. Porque muchas cosas en esta vida pasan sin que nos demos cuenta y, cuando miramos hacia atrás, preferimos taparnos los ojos, sin ver si quiera por el rabillo del ojo porque imaginamos que, otra situación como esa lograría acabar con nuestra existencia.
Construir un muro, quizás uno de cristal, donde se pueda ver todo lo acontecido pero que, al querer tocarlo no se pueda porque de atravesar el cristal te cortarías, te harías daño.
Bienvenidos a locura de sabios, mi nuevo blog. Espero que os guste.

Lalalie.