domingo, 20 de enero de 2013

Sobre la corrupción y el desencanto de la política española


Raro ha sido el mes de los últimos años en los que no se haya destapado algún escándalo con un político como protagonista. Es una pena, pero parece que ya no nos sorprende, que nos hemos acostumbrado a que nos tomen el pelo. Sin embargo, para los que son más inconformistas, les resulta cada vez más penoso. Se preguntan cómo es posible que hayan podido salirse con la suya durante tanto tiempo. La respuesta es sencilla, hasta ahora no se había oído hablar de conceptos como el de "transparencia". Esto no pretende ser un panfleto político, pero hay que reconocer que se ha empezado a hablar de estos temas cuando UPyD ha entrado en el congreso. Hasta hace bien poco nadie sabía que innumerables políticos (alcaldes, ministros, etc) cobraban un sueldo superior al del presidente del gobierno (en algunos casos llegan casi hasta el doble). Nadie se había parado a mirar qué pasaba en los ayuntamientos (en los que se aplica la regla de Juan Palomo: "yo me lo guiso yo me lo como"). 
Por supuesto, al destapar la obscenidad lucrativa de sus colegas congresistas, se han ganado el desprecio no sólo de las personas, sino de los medios (claramente vinculados a palíticos-ideologías). Está claro que no se puede generalizar y que algún político honrado habrá. Sin embargo, parafraseando a Rosa Díez "un político corrupto, ya son muchos políticos corruptos". Porque no sean la mayoría no quiere decir que se pueda hacer la vista gorda.
Lo que a mí me frustra, no es sólo el robo directo de dinero, las cuentas en suiza y demás tejemanejes para evitar pagar a la agencia tributaria. Es el pobre manejo de los medios y su consecuente empobrecimiento (con medios me refiero a cualquier medio: humano, material, económico, etc). Me lleva a preguntarme ¿hasta dónde llega la corrupción política? Pues me temo que a todas partes.
La colocación a dedo de cargos de responsabilidad es un deporte nacional. Y casi mandatorio en la política, o al menos esa es la sensación que da. Porque no hay otra explicación plausible para que personas como Leyre Pajín o Magdalena Álvarez llegasen a ser ministras (por poner un ejemplo que todo el mundo conozca). 
En cuanto al gobierno actual, he de decir que me dan menos vergüenza ajena porque parece ser que dominan (un poco) la dialéctica y puedes sacar (a veces) algo en claro en sus discursos (excluyendo a Ana Botella pues siempre tiene que haber una excepción). Aún así, aunque sean mejores oradores, son unos mentirosos y unos egoístas. Sí, mentirosos porque nos dicen una y otra vez que están haciendo lo que pueden y egoístas porque no incluyen en "hacer todo lo que pueden" el recortar sus propios lujos superfluos. Para cualquier ser racional es comprensible que, en tiempos de crisis, hay que "apretarse el cinturón" (expresión que les encanta por cierto). Lo que no comprendo es que me pidan que me apriete el cinturón mientras ellos siguen cobrando dietas cuando no las necesitan, utilizando coches más caros que el de Obama, abren cuentas en paraísos fiscales, malversan fondos, cobrando sueldos desproporcionados, volando en primera clase, comiendo en restaurantes de 5 tenedores... y un sin fin de cosas que nos hacen pagar con los impuestos. Se quejan de la economía sumergida, pero es que con esas medidas que toman no hacen más que fomentarla (además, para qué engañarnos, ellos también forman parte de esa economía sumergida cuando se reparten sobrecitos llenos de miles de euros en las cúpulas de los distintos partidos). Y si todo esto nos parece poco, encima vamos a recortar de sanidad y educación, dos cosas completamente prescindibles, vamos a seguir perjudicando a la clase media trabajadora (los pocos que conservan un empleo) y a la clase baja para que nunca puedan salir del agujero. Olé.
Nos encontramos no solo ante una crisis económica, sino también ante una crisis de valores. Hemos perdido el norte y ya no sabemos qué está bien y qué está mal. ¿Cómo es posible que siga habiendo tanta corrupción en la política? ¿Qué clase de personas se están formando en los partidos? ¿Quién les permite acceder a esos puestos de responsabilidad? Está claro que son incompetentes en todos los sentidos. Pues les voy a dar una pista, porque como he dicho se les ha olvidado: Vuestro deber, señores políticos, es mirar por el bien de la sociedad y penalizar a aquellos que se interponen en el proceso y por supuesto, sin anteponer los intereses propios. No es tan complicado ¿verdad? Es que sinceramente, alguien que está dispuesto a perjudicar a miles de ciudadanos por tener una casa más grande no merece ni mi respeto ni mi atención. 
Por último, animar a todo aquel que se considere capaz de seguir lo último que he dicho y rechazar un ferrari a cambio de hacer lo que es mejor para la sociedad, puesto que en principio tiene madera para ser político. Decir que todos aquellos que se meten en la política para cambiar la situación son unos valientes y les pido que se armen de paciencia porque uno puede darse contra la pared muchas veces pero al final se cansa. 
A veces tengo fe y pienso que algún día alcanzaremos un sistema de gobierno racional. Otros días digo en cierto tono de broma pero también con tristeza, que lo mejor sería un despotismo ilustrado unos años. Al final, la democracia te decepciona, aunque es el sistema menos malo de todos, sigue siendo un sistema muy deficitario. Pero no por el sistema en sí, sino por las personas que lo conforman. Por favor, dejemos de votar a los mismos que nos engañan día a día y nos roban a cambio de hacernos la vida imposible. 

Sed felices.