martes, 15 de febrero de 2011

Sobre la ciudad que me abrió los ojos...

Me ha costado mucho empezar a escribir esto. Volví de Copenhague el domingo, estamos a martes. Reunir el valor para redactar lo que siento sin derramar alguna que otra lágrima. Siempre que me voy de viaje asumo que será difícil volver, pero nunca lo había sido tanto. Quizás por casualidades de la vida, pasaron cosas en Madrid, la ciudad que trataba de olvidar, que me hicieron pensar en Copenhague, con gente que conocí y que me enseñó que en la vida hay TANTAS tantas cosas más.
Ayer hablando con un amigo creo que conseguí la manera perfecta de expresarlo, "voy por el buen camino, pero no se si el modo de seguirlo es el mejor". Quizás debería plantearme hacer algún que otro desvío, no sé por qué tanta prisa en alcanzar el objetivo principal. Gracias a determinadas personas he aprendido que mi vida la construyo yo y que, a partir de ya, va a ser así. Estoy cansada de que las circunstancias me construyan, voy a construir yo misma las circunstancias. Siempre hablo de todo lo que querría hacer, pero nunca lo hago. Voy a ponerme objetivos a corto plazo, porque estoy cansada de soñar y soñar y esperar y esperar a que todo llegue. ¿Qué clase de vida es esa? Una muy muy vacía, en la que no tengo nada presente que me llene. Porque así es como me siento, como un queso gruyere, a mi través pasa el aire, las personas. Todos siguen su vida y yo intento paralizarla un momento para encontrarle el sentido, para decidir cuál es el siguiente paso a dar.
Menos mal que, aún con todo, me he encargado de tener una buena vida, en la que desde el momento en el que volví ha habido gente a mi alrededor, ayudándome a seguir hacia delante, no quedarme en el pasado. Cuanto más me aferro, más rápido me alejo de él. Cuento las horas que han pasado desde... El momento en el que mi vida dió un girón.
Mi mayor miedo es que "si por hacer las cosas bien, me estoy perdiendo otras cosas mucho mejores". Estoy esperando a encontrar esa emoción que una vez tuve y que no sé dónde quedó.
Sin embargo, hay algo que tengo muy claro, y es que tengo que agradecerle a la ciudad de Copenhague y a todo lo que incluye, el hecho de haberme abierto los ojos, de haberme hecho más ambiciosa, porque cuando hay agujeros que rellenar nos volvemos más creativos, menos conformistas, más interesantes, menos aburridos ... MÁS COMPLETOS.


Inspired by N.H and Plan B

Sed felices.