viernes, 31 de mayo de 2013

La generación perdida



 Muy buenas. Soy una estudiante de medicina a un año de terminar la carrera y pertenezco a la "generación perdida" que es "motivo de orgullo y optimismo" según Esperanza Aguirre. Formo parte del conjunto de jóvenes que a pesar de estar bien formados, no tendrán cabida (al menos de manera digna) en el mundo laboral español. 
Las continuas reformas que se han llevado a cabo por parte del gobierno no han hecho más que empujarnos hacia más allá de los Pirineos. No son solo las desalentadoras cifras de paro (26,8%) sino los pagos entre políticos por debajo de la mesa, el favoritismo hacia la empresa de mi prima o en general, cualquier trama de corrupción que se te ocurra, porque en la colección de fraudes, España es toda una experta. 
Primero tienes a los políticos, aparentemente preocupados por la "fuga de cerebros". Aparanetemente, porque es obvio que no les importa un pimiento mientras sigan teniendo sus dietas (por cierto innecesarias), sus chóferes y mil mierdas más que evidenemente no necesitan para vivir. Porque siguen destapándose tramas de corrupción que salpican a cualquier partido político. Porque en las sesiones del congreso no veo más que verdulerismo y gente a la que le gusta hablar (aunque no es que sean unos maestros de la dialéctica) y que a la hora de actuar se quedan cortos. Honestamente, me siento avergonzada. Sí, me da vergüenza la clase de gente que llega a las más altas esferas de la política y lo poco preparadas que están. Y sobre todo, me da pena, porque cada día me siento más y más empujada a largarme de aquí y no volver.
Sé que el mundo entero está en crisis. Pero por lo menos estaré pagando mis impuestos en un país donde hagan un buen uso de ellos. Donde valoren la sanidad y la educación y donde las pensiones sean intocables. 
No me explayaré mucho más en cómo discrepo de muchas de las medidas tomadas por el gobierno porque de eso, ya hay mucho. Sin embargo sí que creo importante recalcar que gracias a la ignorancia, a la pachorra española y al pillaje que nos caracteriza, este país tan bonito se está yendo a la mierda. Cada vez que leo los periódicos encuentro una razón más que justifique mi huída de esta situación. Porque sí, ahora es un sálvese quien pueda. Tampoco quiero ser melodramática y decir que esto no tiene solución. Pero lo que está claro que este país necesita reformas muy profundas. Tales como el replanteamiento del acceso a la carrera política (formación y experiencia), cambios en la constitución, reasignación de competencias en las comunidades autónomas, revalorización de la educación y la sanidad y sobre todo, reestablecer la confianza del ciudadano en los políticos. Para conseguirlo señores, hay que hacer como en un mueble viejo: primero lijamos para quitar las impurezas y luego le damos un barniz con una resina más nueva y más resistente.


sábado, 25 de mayo de 2013

El Islam, ¿hemos de respetarlo u odiarlo?



Es un debate que en los últimos años ha adquirido especial  importancia. Empezó el 11 de septiembre de 2001 cuando, sin comerlo ni beberlo, un ataque de islamistas radicales acabó con la vida de 3.000 personas. La verdad es que nunca se me olvidará esa tarde, en la que probablemente gente de todo el mundo se estremecía mientras no podía despegar los ojos de la televisión.
Después de casi 12 años, nos encontramos ante la incertidumbre de si deberíamos "cruzarnos de acera" cuando vemos a alguien de aspecto musulmán. No podemos culpar ni tachar de racista este tipo de reacciones. No hacemos más que ver en los medios de comunicación como radicales islamistas matan a gente inocente "en el nombre de Alá". Está claro que, no todos los musulmanes son radicales y mucho menos asesinos, pero así es como funciona nuestro cerebro, es un mecanismo de defensa. 
Por otro lado, dejando más a un lado el tema del radicalismo, a mí, especialmente como mujer que soy, el Islam (tal y como se practica en la mayoría de los países que lo procesan) me parece una creencia NO respetable. No es nada nuevo, todos sabemos que la mujer en los países musulmanes vale menos que una piedra. Y no hace falta irse a pueblos alejados de las capitales, pues en sitios como Qatar, Dubai o Abu-Dhabi, las mujeres son privadas de su dignidad. Sé que en España estábamos así en la Edad Media, pero hemos evolucionado. ¿Qué pasa con ellos? ¿Por qué no evolucionan? ¿Por qué siguen existiendo dictaduras radicalizadas? Y la pregunta del millón: ¿Qué podemos/debemos hacer al respecto?
La justificación que se ha dado a la invasión de Iraq y Afganistán es: Por "ayudar" a que consigan un sistema "justo" de gobierno. Pero ¿merece la pena todas las vidas que se han perdido? ¿Hasta qué punto somos responsables del bienestar de esta gente?
Mi respuesta, bastante comedida y no muy convincente para según quiénes, es que en efecto, somos humanos. Y como tal, tenemos la tendencia a intentar ayudarnos los unos a los otros. Sin embargo, ni creo ni apoyo ningún tipo de guerra, ya que siempre hay muertes inocentes como daño colateral. Sé que además, se puede iniciar una guerra bajo un pretexto muy noble pero que en realidad tiene otras metas (control del petróleo, ventas de armas...). Esto ya depende del nivel de escepticismo de cada uno. Por lo tanto, si alguien me preguntase ¿Apoyas la invasión de determinados países? Mi respuesta sería no, PERO. 
Por último, volviendo al tema de antes, al de los radicales islamistas, ¿deberíamos culpar a las ideologías o religiones de las muertes que producen sus seguidores fanáticos? Aquí en España, conocemos muy bien el concepto de "asesinatos justificados por creencias". Si una persona es separatista, en principio y aunque no lo comparta, respeto su creencia. Sin embargo este respeto se pierde evidentemente, cuando lo utilizan como pretexto para matar. Esta gente que asesina, claramente tiene un desequilibrio mental alimentado y en parte justificado por los grupos radicales con los que se junta. Luego, al final lo que queda es que gente inestabe mentalmente se junta con un grupo radical (que probablemente se la traiga al pairo) que le permite asesinar "justificadamente" y encima ser recompensado y reconocido por ello.
Este texto más que ser una exposición de mi opinión (que me cuesta dar puesto que no encuentro un posicionamiento claro y convincente al respecto) es más bien una invitación a la reflexión sobre este tema tan polémico y que desgraciadamente, ocupa los titulares varias veces al mes.


The power of a lightning bolt.




Desde hace unos días, he llegado a una conclusión. En realidad, ya llegué hace mucho tiempo, pero por fin me he quitado el antifaz que me impedía verlo. "Yo misma he creado mis propios problemas". Esto quiere decir que yo y sólo yo, mediante las muy equivocadas decisiones que he tomado últimamente he conseguido rebajarme a niveles insospechados.
El primer paso es admitirlo, el segundo solucionarlo. Y en ello estoy, no quiero seguir engañándome, sé qué es lo que tengo que hacer y ya he reunido el valor para llevarlo a cabo. Porque lo que no tiene sentido es que me queje de mi situación cuando en el fondo, es así porque yo lo he querido. 
Como ya me ha dicho un amigo, tengo que "get my shit together" y empezar a valorarme más. Dejar atrás todas las inseguiridades que me han hecho ser mediocre. Centrarme en el futuro y ser una persona mejor. Porque después de la tormenta, siempre llega la calma.

Mi futuro empieza hoy


viernes, 3 de mayo de 2013

La eterna espera.





La soledad es un sentimiento muy traicionero. Viene cuando menos la necesitas y, cuando la estás buscando, nunca llega a tiempo. No sé si es porque siempre queremos lo que no tenemos o porque es así para arrancarnos de nuestra cordura.
No es la primera vez que me pasa. Aún estando rodeada de gente, me siento sola. Como en un escenario en el que el foco te ciega y no te deja ver el público, sin nada que decir pero con muchas ganas de hablar. Necesitas hablar porque no sabes cómo quitarte esa pesadez interna que parece que te ancla al suelo, incapacitándote para dar un paso hacia delante. 
Siempre he creído que yéndome solucionaria todos mis problemas. Pero ahora más que nunca me doy cuenta de que eso es lo que comunmente se conoce como "huir". Sin embargo, eso es precisamente lo que quiero hacer. Huír de todo lo que me resulta conocido y empezar de cero en otro lugar donde probablemente, la soledad sea aún más abrumadora que ahora. Pero eso no es algo que me preocupe, me conozco y sé que acabaré encontrando mi lugar.
También sé que, cuando digo que tengo muchísimas ganas de irme, hay quienes se pueden sentir ofendidos. "¿Por qué tiene tantas ganas de alejarse de mí?" pues muy simple, no es por tí, es porque hace mucho que no me siento completamente feliz. Me siento atascada y poco a poco se me va acabando el oxígeno. Cuando lo único que haces es buscar huecos para viajar y evadirte, como dijo una sabia amiga mía, es porque "aquí no estás cómodo". Lo suyo sería buscar el problema y solucionarlo, pero es que el problema se ha convertido en un continuo y ya no tengo ni ganas ni fuerzas de solucionarlo. Además, tendría que empezar por encontrar de qué está formado ese ancla del que antes hablaba y que me inmoviliza.
Muchos dicen que lo que tengo que hacer es patalear y luchar por deshacerme de la argolla atada a mi tobillo. No es que no tenga ganas, es que no le veo la utilidad. Sé que cuando todo haya pasado estaré mejor, porque es lo que el cuerpo me pide. Aún así, hay algo my tóxico en mi vida, de lo cual todavía no me he deshecho y espero poder hacerlo antes de que sea demasiado tarde. Supongo que lo que quiero decir con esto, para conlcuir es: a todos vosotros amigos y ciberlectores, gracias por escuchar.

Lalalie.