domingo, 20 de junio de 2010

El amor valiente (III)

Fueron pasando los días y Lara no volvió a aparecer. Lo que en principio fue tan intenso, se fue desvaneciendo poco a poco, aunque no sin dejar rastro. Los sentimientos que Lara me evocó me recordaron a mi primer y único amor que tuve en la universidad. A pesar de que acabé como músico en un pequeño tugurio, yo siempre fui un buen estudiante. De familia de letras, siempre me interesaron las ciencias. De hecho me matriculé en Medicina donde agunaté nada menos que 3 años. Sin embargo, durante mi tercer y último año allí comprendí que yo no estaba hecho para aquello. Que mi misión era conocer mundo y vivir de lo que más me importaba, la música.

Un mes y pico después de conocer a Lara salí a pasear. Decidí caminar hacia la Plaza de Oriente, donde me gusta comprarme un bocata de jamón serrano y una cerveza para sentarme y ver el atardecer. Siempre he pensado que me gustaría hacerlo acompañado, pero nunca se ha dado la ocasión, o más bien, nunca he tenido la compañía adecuada. Estuve ahí sentado al menos un par de horas, observando a la gente pasar. Jóvenes, ancianos, asiáticos, africanos… De todo un poco. Siempre he sido fan de observar a la gente al pasar e intentar averiguar qué clase de vida tienen. De repente pasó una joven con un vestido azul marino y unas gafas de sol muy parecidas a las que llevaba Audrey Hepburn. Morena y pálida, delgada. Sin duda era ella… por fin volvía a verla.

Antes de darme cuenta ya la estaba llamando “¡Lara!”. Ella en seguida se giró hacia donde yo estaba y con suma elegancia se bajó las gafas de sol hasta la punta de la nariz para ver con más nitidez quién la llamaba. Pude ver como sus ojos verdes se asomaban, brillando como esmeraldas bajo la luz del sol. Esbozó una tímida sonrisa y se acercó. –Hola Leo, ¿qué haces aquí solo? – Vaya, veo que recuerdas mi nombre. –Claro, tu nombre me gusta mucho, es original. – Gracias. Pues mira tengo la costumbre de venir aquí de vez en cuando y tomarme un bocadillo y una cerveza. Y tú, ¿Qué haces por aquí? – Pues nada, he ido a comprarme un vestido nuevo para una fiesta de cumpleaños de una amiga, pero no he tenido mucho éxito.- Entonces, sin pensármelo mucho le dije: - Si quieres te ayudo. Ella se enrojeció en seguida y me dijo que ya estaba cansada pero que no le importaría tomarse una cerveza conmigo.

domingo, 13 de junio de 2010

Turnedo



Blablablá. Sueltas palabras sin pensar mientras yo pienso sin soltar palabra. Y ahora... ¿qué? Los dos sabemos qué es lo que hay, pero ninguno nos la queremos jugar, no por tercera vez. No porque sabemos que aquí a la tercera no va la vencida. Para qué torturarnos, para qué seguir tirando los dados en este juego macabro en el que a cada ronda, más daño.



martes, 8 de junio de 2010

Vida tras vida

Hoy he rememorado algunos momentos en los que he añorado de mala manera el contacto humano. Hay situaciones en las que desesperadamente necesitamos una mano que nos acaricie.
Un cuerpo que nos de calor. He rememorado esos momentos porque hoy me he sentido sola, ante la inmensidad. No es una soledad llamativa, literalmente no lo estoy. Pero sí estoy sola en mis pensamientos, en el futuro que tengo planeado.
Creo que llegado el momento habré de decidir con qué me quedo, si con la compañía (la que es buena de verdad) o con lo que estaba planeado. Aún queda tiempo para tomar tal decisión, pero no puedo evitar pensar en ello. No puedo evitar pensar que lo bueno y lo malo llegan a su fin. Al final lo que nos queda somos nosotros mismos, transparentes. Somos nosotros y nadie más.



No la he encontrado en youtube, pero recomiendo escuchar "Vida tras vida" de Dhira. Os encantará :).

Un saludo,

Lalalie.

miércoles, 2 de junio de 2010

WIIIII

Y de buen rollo :D . Seh, me apetece !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 1 de junio de 2010

Locura sin color

Me encuentro a oscuras, un día entre semana, entre examenes y agobios. Me encuentro, una vez más, pensando en las relaciones humanas. Pensando en si de verdad existirá una persona para cada cual, o si es un juego al que nos gusta jugar para no sentirnos solos. Si realmente el aguantar a otra persona, ceder, disgustarse... merece la pena. A veces me creo lo del alma gemela, a veces no. Según mi necesidad anímica. Sin embargo la independencia, el hacer lo que uno quiere con su vida, sin más sin menos, ¿no es más fácil? ¿Acaso el vivir emparejado es una premisa social para no ser un solterón con todo lo que conlleva? Por qué compadecerse de aquellos que nunca se han emparejado, por qué torturarles con caras de compasión y de pena, cuando quizás sean mucho más felices que aquellos que están casados y tienen hijos. Puede que simplemente hayan optado por el camino en el que son ellos los que dirigen el curso de su vida, sin permitir que nadie lo cambie. Yo creo que en el fondo, el paso del tiempo nos acojona. Cuando se es joven se tiene mucha energía para hacer lo que sea, pero al llegar determinada edad (o al menos es la sensación que me da) salta el botón de "debería estar casado/a y tener una vida en familia". Si cada persona es diferente, cada persona tendrá una manera distinta de ser feliz, ¿no? A unos les hace feliz el compromiso, a otros la informalidad, ¿qué más da mientras no se dañe a nadie? (al menos no intencionadamente). Supongo que estoy cansada de los clichés de la sociedad. Y sí, me doy cuenta de lo hipócrita de mi sentencia, pues sé que yo soy la primera que, en algunos aspectos, se ciñe a los mismos. Me encantaría que no existiesen para dejar de comportarme como una máquina fabricada en serie, para que tódos dejásemos de comportarnos así. Que no hubiese encasillamientos. Supongo que soñar es gratis.